Profertas Menores (I)

Biblia y vida

Padre Manuel Antonio Garcia Salcedo*

Arquidiocesis de Santo Doningi

OSEAS: Situamos al Profeta del Reino del norte, Israel, en el año 746 AC. Dividido en 14 capítulos. Los temas tratados en el mismo es la relación entre Dios y su pueblo equiparado al matrimonio del esposo y esposa, con la particularidad que personifica al profeta con su propia familia. La mujer de Oseas es una sacerdotisa de la fertilidad llamada de forma denigrante prostituta. El mandato del Señor a su mensajero es que se case con esta mujer cuyo oficio era intimar sexualmente con cantidad llamativa de hombres que buscaban los favores de las divinidades para que la tierra fuera fértil, fecundidad del pueblo y placer sin compromiso de fidelidad. A partir de su matrimonio denuncia Oseas la prostitución de Israel, su infidelidad al correr detrás de otros dioses y los compromisos contrarios a la Alianza Sagrada que este culto implica. La búsqueda de pan, agua, aceite, lana, lino, bebidas por parte del pueblo les llevó a incurrir en los peores delitos contra la Ley de Dios a la cual se hizo caso omiso a lo largo de dos décadas de prosperidad. Pero es un patrón de vida que lo abundante mal adquirido ha de terminar. Ha de reconocer Israel que era el Señor Único, su Esposo, quien le proveía de trigo, vino y aceite. En un momento la Esposa infiel reacciona y se dice ante las calamidades que se pintan para el futuro su deseo volver con el Esposo. Oseas sacó a su mujer de la vida de prostitución sagrada, pero ella, acostumbrada a aquello, no se pudo contener y volvió, abandonado a su marido y familia que le dio una nueva vida. Le era imposible contenerse. Conocimiento de Dios, misericordia, vuelta de los alejados son las herramientas que ofrece la conversión a la que convoca el Señor que les sacó de Egipto, que los condujo por el desierto y que ha querido desposarse con Israel. Dos hijos nacen de ese matrimonio a pasar de la ruptura del pacto, la Alianza de Dios con su pueblo. La garantía es que Dios será siempre fiel. Detrás de esto se encuentra la promesa de una Nueva Alianza para aquella que no era amada, que estaba sin Dios. Ahora será la Amada, Dios estará con ella.

AMOS: De corte menos poético y romántico, propio de lugares en que la prosperidad no es abundante. Rústico, punzante, burdo, el profeta Amos, un pastor de Belén de Judá, denuncia la grave situación social de desigualdad de los diversos sectores del Pueblo de Dios. Claro, sin muchos giros literarios, muy directo hasta llegar al extremo de echar en cara la idolatría y la opresión económica de las autoridades monárquicas, que constituirán los rasgos del verdadero profeta de Dios. Dividido en 9 capítulos, su contenido compendia el maltrato a los humildes el cual no quedará sin condena. Como el pastor salva de la boca del león a sus ovejas, así el Señor salvará a sus hijos porque los gobernantes de Samaria, capital del Reino de Norte, han preferido vivir con los lujos y boato de las potencias vecinas, Egipto y Asiria, a costa de la precariedad extrema de los habitantes de la nación. Volver al Señor… repite constantemente. La invitación pide abandonar el culto vacío, rutinario, interesado, externo, de ofrendas que no correspondían a una vida en consonancia con la Ley de Dios. Una vez que sale a la luz la situación del alejamiento de Dios o de injusticia social y religiosa, anuncia Amos el Día del Señor, día de juicio, de duelo, velatorio y a la vez de tinieblas. Entre los opositores al profeta el renombrado sacerdote Amasías se levanta para increparle y sugerir su destierro a Betel, al Reino del Sur, a Judá. No es de beneplácito para la cúpula de Israel la denuncia profética contra el lujo y el acaparamiento. En una serie de cinco visiones se presenta este mensaje. La idolatría, sus dioses, sus santuarios y sus emisarios caerán, no podrán mantenerse en pie. Un Israel humilde se levantará, saldrá de la choza de David, actuará como el campesino que trabaja la tierra y recoge sus frutos, las viñas darán vino y nunca más serán arrancadas, imágenes hermosas que la Iglesia ven cumplidas en Jesucristo, Hijo de María, Virgen Santísima, y que esperan su realización en nuestra historia. *Doctor en Teología Católica.

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